¿Podemos simplemente comer buenos alimentos, practicar el cuidado natural del cuerpo y la salud intuitiva – en la cantidad adecuada y en el momento justo – para mantenernos equilibrados y sanos sin tener que pensar demasiado sobre ello?
La respuesta es: ¡Sí, podemos!
Es sólo una cuestión de organización
Viviendo en el campo, organizo mi hogar de tal manera que tengo toda la materia prima importante en mi despensa y solamente compro frutas y verduras una o dos veces al mes. Según la temporada, las consigo directamente de los vecinos o de alguna de las granjas ecológicas locales, aunque a la larga mi propio huerto se encargará de eso. Ya no necesito más productos procesados y puedo manejar nuestra alimentación durante al menos medio año con los ingredientes secos. Mi «laboratorio» interno se encarga del cuidado natural del cuerpo. Con el tiempo han desaparecido varios problemas de salud y hoy puedo confiar en la naturaleza de forma sana y alegre.
Este tipo de alimentación tiene su base en frutas y verduras, granos y legumbres, frutos secos y semillas, y es apta para cualquiera que se identifique con ella. En la ciudad, se puede practicarla reorientando las opciones de compra a productos saludables, organizando una despensa en casa. En el campo, los granjeros pueden volverse más independientes sin necesidad de criar animales, plantando en su lugar nogales o almendros, y estar bien abastecidos durante largos periodos de tiempo, incluso en lugares remotos. Se puede elaborar fácilmente cosmética natural y remedios caseros a base de hierbas, especialmente porque muchas de las plantas crecen gratis en los alrededores.
No se trata de renunciar ni de vivir en condiciones espartanas. Hay muchos productos buenos que tienen su valor. Además, no siempre uno mismo puede hacer de todo y en una comunidad hace mucho sentido especializarse en algo y ofrecerlo en el barrio. Otro vecino sabe más de otras cosas, y así se puede intercambiar los productos. Por supuesto, aquí tienen prioridad los alimentos regionales y de temporada.
Se trata más bien de desarrollar la conciencia de qué productos necesitas realmente y cuáles consumes por otras razones. Qué productos puedes fabricar tú mismo y cuáles quieres comprar. El énfasis está puesto en «querer», porque eso es lo que crea independencia. Qué bien se sienta saber «puedo hacerlo yo mismo» o «puedo vivir sin este producto». Con esta conciencia surge la libertad, ya que entonces comprarás algo porque lo quieres y no porque no tienes otra opción.
Si te inspiran mis experiencias en las remotas montañas de la Patagonia, me encantaría compartir mis conocimientos acerca de la Vida Natural.
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Deseo de verdad que el arte de la Vida Natural contribuya a una convivencia equilibrada y saludable de todos los seres en la maravillosa Pacha Mama. ¡Muchas gracias a todos los que me apoyan en esto!
