Frecuencias naturales
Todo lo que necesitamos para vivir está hecho de energía. Nuestras emociones, a través de las cuales intercambiamos con los demás, se basan en frecuencias. Especialmente nuestra conexión con El Espíritu determina nuestra vitalidad o fuerza vital – también llamada Chi, Prana, Od u Orgon.
Cada una de las células de nuestro cuerpo genera su propia vibración. Pero la misma se deja influenciar por nuestro entorno, por ejemplo a través de alimentos, sustancias químicas, microorganismos, minerales del suelo, radiaciones electromagnéticas o cósmicas, así como energías emocionales y mentales.. Dependiendo de qué tipo de frecuencias estemos expuestos, nos desequilibramos o sanamos. Esto ya se demostró en el siglo XVIII mediante experimentos con plantas, animales y seres humanos, y es la base de la electrocultura: el aprovechamiento de la energía etérica.
En el mundo moderno, a menudo estamos sometidos a condiciones de vida artificiales y no siempre tenemos la oportunidad de exponernos regularmente a la vibración de la naturaleza. Sin embargo, para mantenernos fuertes y sanos, es importante equilibrar nuestra energía una y otra vez y conectar con el poder de la naturaleza.
El Cóndor Andino
Para los incas, el cóndor era un símbolo de poder y espiritualidad, así como de comunicación entre el mundo físico y el Espiritual.
Para poner en marcha esta comunicación, es importante aprender a pensar de forma saludable. Ayuda preguntarse de dónde vienen las voces en la cabeza y qué emociones están conectadas a ellas. Vale observar estos patrones de pensamiento y disolverlos gradualmente. Para este proceso, es necesario un lugar de poder tanto físico como mental para, por un lado, tener un refugio y, por otro, practicar la capacidad de cambiar la frecuencia en situaciones cotidianas.
La conexión con la naturaleza nos permite sentir con qué frecuencia debemos sintonizar. Más tarde podemos recordar esta sensación mentalmente y dirigirla hacia el cuerpo físico. De este modo creamos nuestro propio Cóndor como lugar de poder mental, y encontramos libertad y amor a través de pensamientos sanos.
Ejercicio de poder natural
Las siguientes actividades te ayudarán a activar tu fuerza vital natural y fortalecer tu vitalidad para caminar más equilibrada y con alta vibración por la vida. (Haz clic en la flecha para leer la descripción completa del ejercicio.)
Conexión con los 4 elementos
Este ejercicio dura cinco semanas. Concéntrate en un elemento durante una semana para descubrir cómo te relacionas con él.
Ejemplo: Empieza con el elemento Tierra y observa exactamente lo que sientes cuando entras en contacto con la tierra. ¿Cómo sientes la tierra en tus manos? Abrace un árbol o coseche flores. Considera también cómo te sientes con las cosas materiales, la nutrición y la seguridad, y además, si estás emocional y mentalmente enraizado en la vida.
Haz este ejercicio para los cinco elementos:
- 1. Tierra – hago:
- Enraizamiento, nutrición, fertilidad, crecimiento, estabilidad
- 2. Agua – siento:
- Movimiento, claridad, calma, pureza, emociones
- 3. Aire – pienso:
- Pensamientos, imaginación, conocimiento, ideas, respiración
- 4. Fuego – quiero:
- Corazón, luz, expresión, actividad, calor
- 5. Éter – confío:
- Espiritualidad, energía sutil, electromagnetismo, conexión
Patrones de pensamiento y líneas de tiempo
• Observa durante el día, lo más seguido posible, tus pensamientos y las emociones asociadas a ellos. Intente descubrir de dónde vienen estos sentimientos, de qué te acuerdan y qué situación de tu vida reflejan.
- • Si descubres patrones de pensamiento que te acuerdan de tu infancia o de otros momentos críticos de tu vida, envía energía positiva en forma de alegría, gratitud y amor a esos momentos pasados para disolverlos. Esta limpieza energética puede ser aplicada para cualquier lugar y cualquier momento.
- • Aprende a distinguir entre los pensamientos racionales y tu intuición sutil para que puedas lograr más claridad en tus decisiones y en tu vida diaria a través de esta desintoxicación mental.
- • También puedes utilizar este ejercicio para protegerte de influencias externas negativas imaginando un capa protectora dorada alrededor de tu aura si sientes que estás absorbiendo energías extrañas.
Tu lugar de poder
• Encuentra un lugar en tus alrededores donde puedas retirarte y donde te sientas cómodo. Puede ser al aire libre, en la naturaleza, por ejemplo, bajo un árbol en el bosque, en una roca de un cerro, así como un lugar en el parque o cerca del lago. Pero también puede ser un rincón confortable de tu casa, donde esté tu sillón favorito, donde puedas encender una vela y sentirte seguro. Prueba varios lugares y siente las diferentes energías sutiles que irradian los distintos lugares.
- • Una vez que hayas encontrado un lugar, visítalo cada día y límpialo regularmente (por ejemplo, con salvia, Palo Santo u otras técnicas energéticas como el Reiki). Siéntate cómodamente y sumérgete mentalmente en su energía positiva y de alta vibración. Mantenga tus pensamientos puros y conscientes con una clara conexión con el espíritu. ¡Este es tu lugar de poder mental!
- • Repite este ejercicio hasta que hayas interiorizado la vibración hasta tal punto que puedas alcanzarla también en otros lugares. Conéctate al lugar de poder mental en cualquier momento – no importa dónde estés – para cambiar y elevar rápidamente tu frecuencia. Ya no dependes de tu lugar de poder físico, aunque siempre puedes visitarlo para recargar.
- • Esta transformación de las energías bajas en frecuencias de vibración alta te da autoconfianza y confianza en ti mismo y en el poder espiritual.
El objetivo de la sesión es aprender a distinguir entre voluntad (energía física), intuición (frecuencia de alma) y poder Espiritual y aplicar estos poderes correctamente en la vida para disfrutar de vitalidad natural.
Si deseas ser guiado por este ejercicio, ponte en contacto conmigo:
Anhelo místico Allí está sentado en la luz de la vela, inmóvil, siempre en la misma postura, con las piernas cruzadas en posición de loto y esa sonrisa pacífica en el rostro. La estatua de Buda se ve a menudo como decoración hoy en día, probablemente porque irradia esa paz que el mundo anhela en estos momentos. Nos recuerda la salvación y la iluminación y evoca el anhelo del lado oculto y místico de la vida. Algo que no se conoce realmente, pero se siente. Algo que no se puede comprender, pero que se quiere experimentar. También puede dar miedo al karma del alma, a la reencarnación o a la muerte. Para otros, provoca una conciencia culpable por la falta de tiempo y paz para la meditación o la oración. Hay ansias de conocer países y culturas extranjeras, y despierta el deseo de viajar. El equilibrio llena la habitación cuando la estatua de Buda irradia su energía espiritual mientras permanece desapercibida en el rincón. –sh 07.08.2013